María Trinidad Herrero Ezquerro, la científica ilustrada de curiosidad sin límite

Asegura que nació con estrella en la localidad riojana de Calahorra, en el seno de una familia que puso a su alcance tanto amor como posibilidades económicas para impulsarla a lanzarse a su obsesión –el estudio del cerebro– y para iniciarla en la aventura infinita de viajar por el mundo con los ojos bien abiertos y el corazón volcado en la búsqueda de justicia y equidad social. Formada en Pamplona, París, Londres y Cambridge, entre otros polos de saber, María Trinidad Herrero se siente afortunada. Catedrática de Anatomía Humana y Psicobiología en la Universidad de Murcia (UMU) e impulsora y directora, en el mismo centro universitario, del Instituto de Envejecimiento, es coordinadora del Programa de Doctorado de Envejecimiento y Fragilidad, directora del Máster Internacional de Trastornos del Movimiento y de la Cátedra ASISA de Comunicación Sanitaria. Preocupada por un racismo que siente avivarse, creciente, en el mundo, y deseosa por leer mañana mismo en la prensa que las guerras en Ucrania y Palestina han llegado a su fin, ha hecho de su triple labor investigadora, docente y divulgadora el motor de su desarrollo profesional. Académica de Número de la Real Academia Nacional de Medicina de España y presidenta de honor de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Murcia, se confiesa filósofa de la gastronomía e impuntual a su pesar, a partir de la segunda cita del día y en las siguientes, incapaz de no alargar cada encuentro hasta solaparse con el posterior. Investigadora principal del grupo de Neurociencia Clínica y Experimental del Instituto de Envejecimiento de la UMU y del Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB-Pascual Parrilla), así como del 'joint lab' con el grupo Brain Computer Interface, de Hangzhou Dianzi University (China), sus estudios están centrados en el envejecimiento y las enfermedades neurodegenerativas –párkinson y alzhéimer–; ansiedad y estrés; medicina de género con dimensión interseccional, y nuevas tecnologías y robótica al servicio de los adultos mayores y con discapacidades. Toca las castañuelas y estudia chino, cumplió rebasados los 40 años su sueño de hacer el Erasmus en Roma y, espoleada por su padre, nunca perdió las ganas de formarse para alejarse de cualquier sospecha de intrusismo; de ahí que, decidida a dedicarse a la escritura una vez alcance la jubilación, a su licenciatura y doctorado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra añadió las licenciaturas en Periodismo y en Publicidad y Relaciones Públicas por la UMU. Enamorada de las vistas de la Catedral desde el Puente Viejo, mitad riojana, mitad navarra, disfruta en cualquier parte del mundo anclada, fuertemente, a su libertad.

10.00 horas. Mi madre quería que estudiara Farmacia; mi padre, Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos. Hice Medicina para estudiar el cerebro, no para ser médico. Soy anatomista porque ese era el departamento en el que entonces se estudiaba el cerebro. Una de las actividades de divulgación que organizo y disfruto mucho desde hace 25 años es la Semana del Cerebro en Murcia. Estoy muy contenta por poder contribuir a que se reconozca que la Medicina ha sido tradicionalmente estudiada en varones blancos adultos jóvenes: un porcentaje mínimo de la población. Los blancos somos los menos, y la mitad de la población, las mujeres, ha estado infraestudiada, infradiagnosticada e infratratada.

9.00 horas. Voy a Madrid todos los martes. Aprendo muchísimo en la Academia Nacional. Cuando me siento en el sillón, con mi nombre, pienso: «¿Qué hace una de Calahorra aquí?». La Academia está teniendo cada vez más interés en las cuestiones sociales, aunque ya lo tenía de antes, y hay en ella una calidad humana excepcional. Soy la coordinadora del Diccionario Biográfico de la Medicina Española y estoy preparando biografías de académicos y presidentes del siglo XIX. Muchos ya se dedicaban entonces a la medicina social y a la higiene.

19.00 horas. Me siento muy cercana a la cultura oriental, estoy muy sorprendida ante la riqueza, la antigüedad y los valores de la cultura china. Estoy apasionada. Soy profesora distinguida en la Universidad de Hangzhou desde 2020, y tengo un 'joint lab'. Me paso allí dos meses al año, con un proyecto financiado por el gobierno chino que estudia la ansiedad y el estrés en jóvenes universitarios. Allí lo hacemos con ingenieros, y aquí, en España, con estudiantes de Ciencias de la Salud. Estudio chino en la Escuela Oficial de Idiomas de Murcia con un profesor excelente, Daniel, pero soy la peor de la clase porque no tengo tiempo para estudiar. Me llevo el libro a Calahorra para Navidades. Aprender un idioma es bueno para aumentar la reserva cognitiva. Por eso estoy también en Acastamur [Asociación Amigos de la Castañuela de Murcia]: tocar las castañuelas mejora la actividad cerebral. Todos vamos perdiendo facultades. Si las pierdo más lentamente, mejor.

12.00 horas. Doy clases de Anatomía en Farmacia en la UMU y en Ingeniería Biomédica en la Politécnica de Cartagena. En Medicina imparto Neuroanatomía, y doy clases de envejecimiento cerebral en el Máster de Envejecimiento. Me apasiona la docencia. Cuando terminé Medicina, pregunté en el edificio Central de la Universidad de Navarra cómo podía asistir a clases de Pedagogía. Fui al Instituto de Ciencias de la Educación y me matriculé en primero para que me enseñaran a enseñar.

23.30 horas. Duermo muy bien pero poco, unas cinco horas: lo que me pide el cuerpo, porque jamás utilizo despertador. Para desconectar cuando llego a casa, veo una película o un documental, y leo libros de lo que me esté interesando. Tengo en casa aparatos para hacer ejercicio y estiramientos, aunque no soy de rutinas. También sé hacer nada y lo hago muy bien. Miro al techo y dejo el cerebro en blanco.

12.00 horas. He viajado mucho y he vivido en muchos sitios. Disfruto en cualquier parte y pruebo de todo: soy omnívora. Hago cositas pero no cocino nada, soy más bien 'gastrósofa'... de la filosofía de la gastronomía. Voy a ir al programa de Pepa Aniorte y tengo pensado cocinar bacalao al ajoarriero, en cazuelilla de barro, con pimientos del piquillo, porque mi cuñada me va a enseñar estas Navidades. Mi madre era de Lodosa. Todos los años, en septiembre, dedicamos dos fines de semana a preparar los pimientos del piquillo. Es tradición.

13.00 horas. Pertenezco a cantidad de asociaciones y cofradías. Me gusta estar con gente diversa. Hace dos fines de semana, estuve con la Academia de Gastronomía en Los Churrascos, en un ágape impresionante. Hace tres semanas estuve en Caravaca, con la Cofradía del Vino Reino de la Monastrell. El sábado pasado me fui con mi ahijada a ver el tradicional 'Cascanueces' después de comer en Frases. Lo había reservado antes de que le dieran la estrella Michelin, sin saber que estaba entre los favoritos. Ya me pasó con Almo.

20.00 horas. He tenido muchas posibilidades a mi alcance y mucho tiempo. Nací en una familia fantástica que me quería muchísimo. He podido elegir en cada momento lo que he querido hacer y eso no lo han tenido otras mujeres. Estoy soltera y sin hijos, y mis padres han fallecido ya, desgraciadamente, por lo que tengo más tiempo que otras personas. Admiro a mis colegas, que sacan horas de donde no las tienen. No me siento referente. Los modelos para las jóvenes son mis compañeras y las mujeres que han hecho los primeros boquetes y lo han tenido más difícil. Me considero neofeminista, pero soy consciente de que sin las primeras sufragistas o las feministas más fundamentalistas yo no estaría aquí. Mi madre no fue a la universidad porque no tocaba, por más lista que fuera. Cuando puse en marcha la Asociación de Mujeres Científicas Lyceum no le puse el nombre por Aristóteles: es feminismo puro [por los clubes femeninos creados en los ámbitos ilustrados de Londres y Madrid a principios del siglo XX].