Manuel Reina gana el II Concurso de Pintura Mística de Caravaca

El pintor sevillano Manuel Reina, natural de Bollullos de la Mitación, se ha llevado el primer premio del II Concurso de Pintura Mística de Caravaca de la Cruz, convocado por la asociación San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús y dotado con 1.500 euros, con la obra 'Teresa de Jesús' (óleo sobre tabla, tamaño 132 x 152 cm). El segundo premio, con una dotación de 1.000 euros, es para 'La cena que recrea y enamora', de Leandro Fernández, natural de Molina de Segura (técnica mixta sobre tela sin imprimación, tamaño 120 x 120 cm).

La iglesia de San José de Caravaca de la Cruz acogió en la tarde del domingo el acto de entrega de estos premios. El ganador del concurso no pudo desplazarse a recoger el premio y, en su nombre, lo recibió fray Pascual Gil, presidente de la asociación.

El jurado, compuesto por Ricardo Plaza, carmelita descalzo; Joaquín Zaplana, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Caravaca; Manuel Sánchez, licenciado en Bellas Artes; el pintor ceheginero Nicolás de Maya y la artista caravaqueña Ana Mª Vacas, también destacó como tercer finalista la obra 'Luz en el silencio', de Miguel Ángel Molina. En el cuarto puesto hubo un empate con 'La mística de Ávila', de Elena Godínez Robles, y el 'Éxtasis de Santa Teresa', de José María Sánchez Gutiérrez. El quinto finalista fue Carmelo Rubio, con 'Desocultamiento'. Durante la entrega de premios actuó el coro de cámara Enclave, de Cehegín.

En esta segunda edición del concurso de Pintura Mística han participado 37 obras llegadas desde diferentes puntos de España y Portugal y han permanecido expuestas en el claustro alto del convento de las Madres Carmelitas, fundación de Santa Teresa de Jesús.

Ana Vacas, coordinadora del concurso, comentó que «en esta segunda edición, durante el proceso de desembalaje de obras sentimos una emoción intensa al descubrir cada una de ellas porque son como un regalo que llegaba a nuestras manos lleno de esfuerzo y amor por la pintura y, tengo que reseñar, que de una calidad extraordinaria».

«A través de las obras, se ha podido comprobar la transmisión de la espiritualidad, el éxtasis, el recogimiento, la súplica, el dolor, todas y cada una de estas condiciones emocionales reflejadas en los rostros con pinceladas cuidadas hasta el extremo, realizadas con diversas paletas de tonalidades y pigmentos, pero todas respetando el propósito de aventurarse a presentar un trabajo lleno de sentimientos», comentó.

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