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TOXICOLOGÍA

Guerra a las sustancias que alteran el organismo

La búsqueda de biomarcadores en exposición a los contaminantes y otros elementos químicos ocupa el interés de los investigadores del servicio de Toxicología de la Universidad de Murcia

MARÍA JOSÉ MORENO

Martes, 5 de julio 2016, 01:36

Hace apenas unas semanas, a mediados del mes de junio, la Comisión Europea hizo públicos los criterios científicos para regular los disruptores endocrinos, sustancias que pueden interferir con la producción de hormonas y el metabolismo de los seres vivos considerados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una amenaza global a la salud pública.

Se calcula que en torno a unos 800 compuestos químicos son susceptibles de alterar el sistema endocrino, según un informe de 2012 de la OMS en el que se apunta que para ser considerados como tales deben cumplir tres características: una función hormonal, un efecto adverso y una relación de causalidad entre ambos. Sin embargo, solo se han podido observar los efectos de una pequeña parte de ellos y todavía hay muchos interrogantes. Diversos estudios apuntan a que podrían contribuir al aumento de ciertos tipos de cáncer, sobre todo a aquellos tumores que conciernen a las hormonas: mama, ovario, próstata, testículos y tiroides.

En su propuesta para la regulación de los disruptores endocrinos, la Comisión ha aprobado dos proyectos de medidas con los criterios científicos para identificar los alteradores endocrinos en los productos biocidas y fitosanitarios y la manera en que debe llevarse a cabo su identificación, junto con un informe de evaluación del impacto. Si bien por ahora la asociación entre los perturbadores hormonales y los problemas de salud sólo se ha demostrado en animales, encontrar evidencias parecidas en humanos es más complejo porque numerosos factores ambientales influyen en nuestra salud.

Estudios

Precisamente, el Servicio de Toxicología de la Universidad de Murcia, que dirige Antonio Juan García, cuenta con una línea de investigación dedicada a la búsqueda de biomarcadores en exposición y efecto a los contaminantes y otras sustancias químicas. «En concreto, se analizan parámetros bioquímicos que se ven afectados por la exposición a los compuestos químicos. Pueden ser enzimas, proteínas, aminoácidos... que permiten saber si algo del organismo se está afectando como consecuencia de la exposición a los mismos», explica.

Los trabajos sobre biomarcadores de exposición y de efecto a tóxicos se están llevando a cabo mediante ensayos 'in vivo' e 'in vitro' en el laboratorio de Toxicología de la Universidad de Murcia. Los estudios 'in vitro' con cultivos celulares inmortalizados (líneas preparadas específicamente para la investigación científica) se llevan a cabo para el ensayo de distintos compuestos de manera individual y mezclados, con el fin de aproximarse a la realidad de la exposición, ya que en el medio ambiente se encuentran en combinaciones múltiples. También llevan a cabo ensayos sobre cultivos primarios (células obtenidas de organismos vivos, las cuales mantienen durante unos días o semanas vivas en el laboratorio para realizar los ensayos; como pueden ser glóbulos rojos).

Cuenta el investigador que «uno de los biomarcadores en los que más han trabajado es la enzima ALAD, la cual se ve disminuida en organismos expuestos a plomo, algo que ocurre tanto en humanos como en otros seres vivos y que se detecta perfectamente en diferentes especies animales, como tortugas, gaviotas, búhos, buitres, etc.». Y añade que «hemos conseguido obtener datos muy útiles sobre niveles umbrales de toxicidad a determinados contaminantes y químicos ambientales, gracias a nuestros estudios con biomarcadores».

También investigan con otros metales pesados, como el cadmio o el mercurio; éste último de gran importancia en salud humana por el consumo de determinados productos de la pesca, donde más se acumula. El grupo de Toxicología combina sus investigaciones sobre el mercurio en el medio ambiente con análisis de este metal en alimentos destinados al consumo humano. El último artículo que acaban de publicar en una revista de impacto internacional trata de la transferencia materno-fetal de mercurio en murciélagos, lo cual, según el investigador «se produce de la misma forma que en la especie humana, sirviendo así estos resultados como indicadores de alerta del riesgo para los humanos que viven en las mismas zonas de influencia».

Más recientemente han puesto en marcha una línea celular de cáncer de mama humano denominada MCF-7. «Se trata de un modelo celular que dispone de un receptor, el cual se activa en presencia de compuestos con actividad estrogénica. Ya se ha comprobado que en presencia de estos compuestos y de sus mezclas, las células crecen desorbitadamente, aunque los resultados todavía no se han publicado». En el caso de que se valide el modelo, este serviría para determinar la carga estrogénica de los compuestos, lo que supondría un gran avance como método de 'screaning' de disrruptores endocrinos o de sus mezclas.

Ante la realidad de que algunos productos que se encuentran en el mercado pueden tener efectos nocivos en la salud y actuar como disruptores endocrinos, surge una cuestión: ¿quién es el responsable de ese control?

Antonio Juan García señala que «en Europa todo está regulado mediante directivas y reglamentos, y dependiendo del tipo de producto, el organismo responsable es uno u otro. Así pues, la EFSA, por ejemplo, es la responsable de regular todo lo que está en el ámbito de la alimentación, y para ello cuenta con hasta diez comités científicos de expertos, entre los que se encuentran dos específicos de toxicología: uno de Contaminantes en la cadena alimentaria y otro de Pesticidas».

La UE ha publicado, en las últimas décadas, Directivas concretas para muchos grupos de compuestos químicos, tales como medicamentos, biocidas, aditivos, etc. Aunque atendiendo a la enorme variedad de productos que existen y la dificultad, por tanto, de disponer de una agencia específica para cada sector, en 2006 se la UE publicó el Reglamento REACH (Registro, Evaluación y Autorización de Sustancias Químicas) y es ahí donde se marca el protocolo sobre qué hacer ante este tipo de productos y la responsabilidad de los estados miembros para que eso se lleve a cabo.

Mensaje de tranquilidad

REACH marcó un antes y un después en el comercio, y sobre todo en la evaluación de la seguridad de las sustancias químicas. «Fue una revolución porque hasta entonces la responsabilidad de llevar acabo los análisis e informes de seguridad de una sustancia recaía sobre el estado miembro y eso era un problema porque este tipo de análisis toxicológicos y ecotoxicologicos son muy caros. Desde la llegada de REACH son las empresas comercializadoras las encargadas de hacerlos y registrarlos de acuerdo a lo que marca la legislación, de manera segura tanto para la especie humana como para el medio ambiente», en palabras del investigador.

Y lanza un mensaje de tranquilidad: «El hecho de que se siga investigando en este ámbito y aparezcan nuevos resultados, no debe llevar a error. En Europa todos los productos que se ponen a la venta han pasado los controles pertinentes, tanto de toxicidad como de ecotoxicidad. Ahora bien, en la ciencia, como en todo, los avances son constantes, de modo que se sigue trabajando con tecnologías cada vez más modernas y con mejores conocimientos, con el fin de mejorar la seguridad de todos los habitantes del planeta».

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